Las nuevas propuestas de seguridad en línea crean más problemas que soluciones

[Fermat]

Jennifer Huddleston, 12/02/2024

Mantener a los niños y adolescentes seguros en Internet es hoy una prioridad para muchos padres. Como era de esperar, el Congreso y muchas legislaturas estatales también han tomado nota de estas preocupaciones.

Sin embargo, una audiencia celebrada esta semana en el Comité Judicial del Senado bajo el título "Las grandes tecnológicas y la protección de los menores frente a la explotación sexual en Internet" puso de manifiesto que los intentos políticos de regular la seguridad en la red pueden tener más que ver con la animadversión hacia las empresas tecnológicas que con una conversación productiva sobre una preocupación llena de matices.

Ser padre en la era digital es una tarea difícil. El deseo de mejorar la seguridad infantil suele estar arraigado en las buenas intenciones. Sin embargo, centrarse únicamente en las experiencias negativas y los riesgos potenciales de los jóvenes en línea a menudo eclipsa la realidad de las muchas experiencias positivas que han tenido los jóvenes, desde encontrar un grupo de apoyo para la comunidad LGBTQ hasta utilizar plataformas en línea para convertirse en emprendedores. Al igual que la experiencia offline puede variar para los adolescentes y las familias, también lo hace la experiencia online.

Aunque las familias individuales pueden tener muchas preocupaciones diferentes y válidas sobre las experiencias de sus hijos en línea, estas preocupaciones son diversas y carecen de una solución única incluso dentro de los hogares. El resultado es que los padres a menudo necesitan una variedad de herramientas en todos los niveles de su experiencia en Internet. La buena noticia es que una amplia variedad de plataformas, empresarios y grupos de la sociedad civil están respondiendo a las demandas de los padres para ayudar a enfrentar una serie de preocupaciones que pueden tener sobre las actividades en línea de sus hijos. Estas respuestas satisfacen mejor las necesidades de cada familia y evolucionan con nuestra tecnología, en constante cambio, que un planteamiento estático de una política del Congreso.

Como se puso de manifiesto en la audiencia, el término "seguridad en línea" puede significar muchas cosas. Aunque el título de la audiencia se centraba en un tema concreto, la explotación sexual de los jóvenes en Internet, se habló de todo, desde la presencia de drogas ilegales en la red hasta las cuentas públicas de jóvenes creadores o si TikTok era "una herramienta del Partido Comunista Chino". Tratar de resolver problemas tan diversos a nivel político es poco probable que resuelva todos (o ninguno), y en su lugar corre el riesgo de hacer que los verdaderos malos actores sean aún más difíciles de encontrar, empujándolos aún más a la clandestinidad.

Además, es probable que intentar controlar todas estas variables tenga consecuencias importantes para la expresión y la privacidad de todos los usuarios, no sólo de los jóvenes o de aquellos con comportamientos problemáticos.

Tal vez lo más preocupante sea que muchas de estas propuestas políticas crearían más problemas de los que resolverían y eliminarían usos beneficiosos de Internet. Las redes sociales son mucho más que TikTok e Instagram. Una mala definición de lo que constituye una plataforma de medios sociales o un algoritmo de recomendación en la legislación podría apuntar a una variedad de herramientas útiles de control parental y sitios web inesperados, incluidas las reseñas de libros generadas por los usuarios en sitios como Goodreads y los periódicos locales.

Las propuestas basadas en la verificación de la edad obligarían a todos los usuarios a facilitar más información y, dependiendo de la propuesta concreta, incluso a subir su carné de conducir para poder utilizar internet. El resultado disminuiría la privacidad de todos los usuarios, al exigir a las plataformas que recopilen y almacenen más datos sensibles de los usuarios.

Otras propuestas que limitarían el uso de algoritmos podrían eliminar ciertas funciones de control parental y las recomendaciones o redirecciones positivas, así como las negativas. Por último, los llamamientos a revocar la Sección 230 y "abrir las puertas de los tribunales" provocarían una avalancha de litigios, a menudo infundados, contra las plataformas, obligándolas a dedicar menos tiempo a desarrollar las herramientas que demandan sus usuarios (como las que ayudan a la seguridad en línea de los jóvenes). Sin las protecciones de la Sección 230, su limitado tiempo y recursos se gastarían en los tribunales, y no en hacer frente a la avalancha de contenidos que deben revisar en cada minuto.

Cada generación se preocupa por si los niños de la siguiente están bien, y a muchos les preocupan los crecientes problemas de salud mental entre los jóvenes. Sin embargo, no debemos apresurarnos a culpar a la tecnología sin examinar a fondo una cuestión complicada. En lugar de culpar a la tecnología de nuestros problemas, debemos tratar de capacitar y educar a padres y jóvenes por igual sobre cómo tener una mejor experiencia en línea y equiparlos con las herramientas de qué hacer si o cuando se encuentran con ese contenido negativo.

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