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En Cuba, Jeff Bezos no habría llegado ni a presidente del CDR

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Fermat
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En Cuba, Jeff Bezos no habría llegado ni a presidente del CDR

Mensaje por Fermat »

Rafaela Cruz, 03-11-2022

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Burocracia y política en Cuba. (Ilustración) ALEN LAUZÁN DIARIO DE CUBA

Jesús Fernández-Villaverde, catedrático español de la Universidad de Pennsylvania, después de entrecruzar los índices internacionales sobre burocracia y politización del aparato administrativo, colocó a Venezuela y Nicaragua como los países con las burocracias más politizadas del mundo. Cuba, por supuesto, no provee datos suficientes para ser estudiada, con lo que no figura en esos índices. De hacerlo, ¿alguien duda de que ganaría a sus socios del ALBA en ese oneroso ranking?

Todo totalitarismo, para fundir ideología y nación, partido y sociedad, necesita mastodónticas burocracias que no distingan entre público y privado, individuo y masa. Ese aparato, que surge como herramienta de control, puede derivar, por las relaciones que van tejiéndose y el reparto de recursos que hace, en sector con poder propio, normalmente muy conservador.

El único modo que tiene la cúspide para evitar esa deriva autonómica en el aparato burocrático, y que este termine por disputarle el poder, es sustituir la profesionalización por la politización, haciendo que el mérito que avale ascensos no sea tanto la eficiencia, como la fidelidad a los "principios" del régimen o a la figura del cabecilla.

El 48% de los trabajadores cubanos pertenece a alguna de estas burocracias —salud, educación, deporte, cultura, administración pública, cuerpos armados, organizaciones políticas— financiadas con el trabajo del restante 52%, supuestamente productivo.

Pero la inexistencia de propiedad privada provoca que incluso ese sector productivo esté infectado por burócratas politizados, "cuadros" designados desde arriba que ocupan cargos que debieron adjudicarse a profesionales surgidos y formados en las propias empresas.

Esas "empresas" burocráticas, por mandato constitucional, son el eje articulador de la economía nacional, pivotando alrededor de las OSDE (Organización Superior de Dirección Empresarial); monopolios encabezados por burócratas fieles que, naturalmente, trasladan al mundo empresarial los ineficientes métodos de dirección propios de burocracias politizadas.

Al frente de casi toda gran empresa estatal cubana se encuentra alguien que hizo carrera en el PCC, la UJC, las FAR o el MININT, y escaló manifestando más "confiabilidad" que destreza, y en vez de exhibir buenos resultados, muestra tesón y esfuerzo, voluntarismo como evidencia de compromiso político.

Si los CEO (Chief Executive Officer) de grandes compañías capitalistas tienen sueldos astronómicos es porque se reconoce la trascendencia del buen liderazgo para el rendimiento de una inversión; en Cuba, sin embargo, el castrismo intenta que sus improductivas empresas se vuelvan eficientes atizando a los trabajadores con espejismos monetarios, pero manteniendo en la gerencia, desde ministerios hasta empresas, a los fieles de siempre.

Falta comprender que Amazon, Alibaba, Inditex o Bayer no son grandes porque sus trabajadores sean especialmente productivos, sino por la genialidad de la idea fundacional que, entre otras cosas, aporta una novedosa estructura empresarial. Esa estructura, optimizando los factores productivos, logra funciones de producción superiores a las de la competencia. ¿Puede esperarse eso del primer secretario del Partido en Batabanó cuando pase a dirigir la Empresa de Restaurantes de La Habana?

La clave del éxito empresarial está arriba, no abajo. Una persona formada y destilada por el aparato político-burocrático a lo más que puede aspirar es a ser un buen administrador, pero rarísima vez será un buen empresario, pues sus motivaciones, incentivos y costumbres son contrarias a los riesgos implícitos en la empresarialidad.

Los talentos necesarios para ascender en el politizado entramado burocrático cubano son opuestos a los necesarios para dirigir eficientemente una empresa. En Cuba, Jeff Bezos no habría llegado ni a presidente del CDR.

Un sistema que prioriza fidelidad sobre eficiencia, irreparablemente desvaloriza el capital humano promoviendo a ineptos fieles, que no solo harán un mal trabajo, sino que desincentivarán, de manera activa o por simple ejemplo, la motivación del resto para esforzarse en la obtención de cualidades profesionales. Esta meritocracia de la fidelidad, además, potencia rasgos malsanos pero imprescindibles para aparentar ser "confiable", provocando que en los niveles superiores de dirección se aglomeren anodinos hipócritas y oportunistas.

La degradación del capital humano nacional, cada vez más visible, es uno de los lastres que imposibilitan que el castrismo pueda reformarse, siendo imprescindible su eliminación.

No hay manera de que el sistema autocorrija sus defectos, ¡los defectos son el sistema! Pensar lo contrario sería caer en el ingenuo error que cometían quienes, cuando algo malo se repetía sistemáticamente, decían: "si Fidel lo supiera esto no pasaría", como si Fidel no fuera el creador y responsable del sistema que generaba esas perversiones, un sistema diseñado no para servir, sino para hacerse servir, logrando estabilidad sumando cómplices en toda la pirámide burocrática, mediocres e ineficientes, pero confiables.

https://diariodecuba.com/economia/1667495030_43259.html
La única Revolución es la Revolución Moral
Martin Luther King
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