Compartir en las Redes !

Twitter Whatsapp Telegram Pinterest Linkedin Tumblr Reddit

El desarrollo no es una lotería

El mundo del día visto por los foristas de la comunidad !
Responder
Fermat
Mensajes: 1597
Registrado: Mié Mar 02, 2022 5:42 am

El desarrollo no es una lotería

Mensaje por Fermat »

Parte 01: Si lo buscas, lo alcanzas
Pablo Bustamante Pardo, 10 de Abril de 2023, Director de Lampadia

Los chilenos Cheyre y Rojas, insisten en rescatar lecciones de desarrollo mostrando “aquellos aspectos que han sido clave para lograr un progreso que ha permitido que naciones periféricas que alguna vez fueron pobres y atrasadas se convirtiesen en notables ejemplos de bienestar y progreso”.

En base al análisis del desarrollo de Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Taiwán e Irlanda; proponen diez enseñanzas que iremos reseñando en los próximos días.

Si no fuera por el complot político desestabilizador de la sociedad y la economía chilenas de octubre 2019, Chile estaría hoy día más cerca de formar parte de estas experiencias exitosas de desarrollo de esos 9 países, la única en nuestra región.

Los temas desarrollados por Cheyre y Rojas son los siguientes:
-Libertad económica
-Mercados abiertos y competitivos
-Instituciones inclusivas y capital humano
-Peligros del desarrollo hacia adentro y la industrialización de invernadero
-Un mercado flexible de trabajo que fomenta la empleabilidad
-Destrucción creativa, consensos y protección social
-Certeza regulatoria, propiedad privada y estabilidad macroeconómica
-Calidad del Estado
-Populismo y excesos del Estado
-Neutralidad en las políticas de desarrollo productivo

Un decálogo para que Chile [y Perú] vuelvan a progresar
Lecciones internacionales sobre el Estado y el desarrollo

Hernán Cheyre y Mauricio Rojas, Ediciones El Líbero – Chile
Cheyre es presidente del Centro de Investigación de Empresa y Sociedad (CIES), miembro del Consejo de Políticas Públicas del Instituto Libertad y Desarrollo.
Rojas fue militante del MIR, académico de la Universidad de Lund en Suecia y profesor de la Universidad del Desarrollo, miembro del Parlamento de Suecia del 2002 al 2008, reelegido el 2022.


Un amplio recorrido por la historia del desarrollo de diversos países que hoy son connotados referentes a nivel internacional. Las principales lecciones que nos dejan sus experiencias. Se trata de diez enseñanzas que a nuestro juicio pueden ser de gran utilidad en este momento crucial de nuestra historia. No se trata de un recetario para alcanzar el éxito, sino de un recordatorio de aquellos aspectos que han sido clave para lograr un progreso que ha permitido que naciones periféricas que alguna vez fueron pobres y atrasadas se convirtiesen en notables ejemplos de bienestar y progreso. Cada uno de los países estudiados siguió su propio camino, acorde con sus circunstancias particulares y el entorno global en el cual le tocó desenvolverse, tal como Chile [y Perú] también debe hacerlo.

Libertad económica
Los procesos estudiados han sido las bases de economías abiertas de mercado en las que la libre iniciativa de los individuos, de la sociedad civil y, en especial, de los emprendedores tuvo y sigue teniendo un rol protagónico. Ello requirió de intervenciones decisivas de parte del Estado a fin de eliminar las trabas existentes a la libertad económica. Mantener la disciplina de los mercados competitivos, combatiendo toda tendencia a manipular su funcionamiento, a cerrarlos o monopolizarlos, es una de las tareas primordiales del Estado una vez que se han establecido los fundamentos institucionales de la economía de mercado. De igual importancia es no debilitar el sistema de experimentación constante que es la base de la creatividad de una economía libre, y que se basa en la obtención de generosas recompensas de parte de los emprendedores que toman riesgos y aciertan en su empeño, pero que también penaliza severamente a quienes no lo hacen. Por el contrario, castigar de distintas formas el éxito y subsidiar el fracaso es un camino seguro hacia el empobrecimiento colectivo.

El ejemplo de los países escandinavos es contundente al respecto.

Los emprendedores privados fueron el motor decisivo del progreso nórdico y las grandes empresas que estos crearon, a menudo a partir de innovaciones propias, se internacionalizaron rápidamente, viviendo, por lo tanto, en un ambiente de dura competencia que las forzaba constantemente a mantener los más altos estándares de eficiencia y un ritmo de innovación al menos a la par con el de sus competidores.

Tanto en Australia como en Nueva Zelanda el proteccionismo y una multitud de regulaciones e intervenciones estatales coartaron la libertad económica, creando una economía cuyos resultados de largo plazo fueron cada vez más decepcionantes y que, finalmente, debió ser drásticamente reformada para restaurar el dinamismo propio de una economía libre de mercado.

Corea del Sur y Taiwán siguieron al respecto caminos diferentes.

En el primer caso, la creación de una economía de mercado en un país que solo paulatinamente evolucionaría hacia la democracia fue la clave de sus éxitos. Sin embargo, la cercanía e incluso connivencia entre el Estado y las grandes empresas, que sin duda potenció la capacidad de crecimiento de estas, ha sido fuente de una fuerte concentración económica en manos de grandes conglomerados, así como de conductas anticompetitivas y significativos problemas de corrupción que han sido muy difíciles de erradicar.

En Taiwán, producto de su particular historia, se creó una economía de mercado caracterizada por una significativa distancia entre el mundo político y la mayor parte del mundo económico, lo que evitó un desarrollo similar al coreano y potenció el florecimiento independiente de las empresas de menor tamaño, especialmente aquellas ligadas al sector rural.

Por último, el caso irlandés muestra, por una parte, los problemas del desarrollo “hacia adentro” y los obstáculos que debieron vencerse para superar su peso asfixiante sobre la economía y la sociedad irlandesa. Por otra parte, pone de manifiesto todo el potencial de crecimiento asociado a la apertura económica y las ventajas de una participación intensa en el proceso de globalización en marcha. Una decidida apuesta por atraer empresas transnacionales creando condiciones regulatorias y tributarias favorables, fomentando el desarrollo de un capital humano de alto nivel y una infraestructura adecuada, así como la certeza jurídica y la continuidad que da la existencia de un amplio consenso político en torno a la orientación del desarrollo del país, fueron los componentes clave del éxito alcanzado. Sus extraordinarios logros son un verdadero ejemplo para naciones periféricas pequeñas que sepan crear nuevas ventajas comparativas en el mundo actual, superando así las eventuales limitaciones de su especialización tradicional.

El hecho de que cinco de los nueve países estudiados en este libro se cuenten hoy entre los diez con los mayores grados de libertad económica a nivel mundial de acuerdo al índice elaborado por Heritage Foundation, y que los cuatro restantes estén entre los veinte países más libres de los 161 considerados, no es, por lo tanto, ninguna casualidad (Heritage 2022).

Primera lección: La clave de un desarrollo exitoso y sostenible en el largo plazo es la libertad económica y la flexibilidad que ésta otorga para enfrentar los desafíos de un entorno global siempre cambiante. Los emprendedores son el motor insustituible de una economía que progresa rápidamente, tal como lo son los incentivos que promueven una experimentación constante y penalizan el no hacerlo. El papel esencial del Estado en este contexto es crear las instituciones que hacen posible la libertad económica y resguardar su buen funcionamiento, protegiéndolas de los intentos de captura o manipulación de parte de distintos grupos de interés. También es tarea del Estado definir los límites del uso legítimo de esa libertad, excluyendo aquellas actividades que implican un daño grave para los fundamentos mismos del conjunto de la vida social, como, por ejemplo, el narcotráfico o la trata de personas.

https://www.lampadia.com/analisis/desar ... loteria-1/
La única Revolución es la Revolución Moral
Martin Luther King
Avatar de Usuario
gines a
Mensajes: 5576
Registrado: Jue Feb 10, 2022 11:07 am

Re: El desarrollo no es una lotería

Mensaje por gines a »

No puede haber libertad economica si no hay primero libertad para elegir al gobierno.
Disculpas, mi teclado no tiene acentos...
Avatar de Usuario
Axio
Mensajes: 8725
Registrado: Vie Ene 07, 2022 10:49 pm
Ubicación: Ex-capitanía General de Venezuela
Contactar:

Re: El desarrollo no es una lotería

Mensaje por Axio »

para que chile alcanzara el grado de desarrollo que tuvo, alguien tuvo que echarle un camión de b0las y prácticamente quedar como la oveja negra de la familia, porque los pu7os chilenos no quisieron aprender por las buenas como salir del problema en el que ellos mismos se metieron.

hoy por hoy, ansían regresar al abismo en el que estuvieron una vez, pero dudo mucho que se consigan a otro cuatrib0leao que luche por repetir la hazaña (ni sacándose la lotería), así que esta vez, y al igual como ocurre con las recaídas, es bastante probable que no haya una recuperación en al menos muchísimo tiempo.
La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda. François Marie Arouet
Fermat
Mensajes: 1597
Registrado: Mié Mar 02, 2022 5:42 am

Re: El desarrollo no es una lotería

Mensaje por Fermat »

El Desarrollo no es una lotería
Parte 2: Mercados abiertos y competititvos

Pablo Bustamante Pardo, reseñado de:

Un decálogo para que Chile [y Perú] vuelvan a progresar
Lecciones internacionales sobre el Estado y el desarrollo

Mercados abiertos y competitivos
Los mercados han existido desde tiempos inmemoriales y bajo regímenes muy distintos a lo que se entiende como un régimen de libertad económica.

De hecho, cualquier intercambio voluntario entre dos o más personas, en el que unos ofrecen lo que otros demandan, da origen en la práctica a un “mercado”, sea que esto tenga un lugar formal, como lo sería una feria libre, o incluso en condiciones definitivamente adversas, como podrían ser los intercambios que tienen lugar al interior de una cárcel.

Pero remitiéndonos a la imagen de mercado en su concepción más tradicional, habría que señalar que los mercados medievales, por ejemplo, estaban estrictamente regulados en todo sentido por instancias corporativas, políticas y/o religiosas que establecían desde las normas de producción y la cantidad de productos que debía elaborarse hasta los precios a que debían venderse, a menudo bajo el rótulo de “precio justo”, es decir, aquel que permitía mantener el poder y el estatus social de los miembros de los diferentes gremios involucrados. Además, como lo señaló Adam Smith con énfasis, existe una tendencia natural de parte de los productores a asociarse a fin de fijar las cuotas de mercado y los precios que les sean más convenientes[1].

En síntesis, solo cuando los mercados son parte de un sistema de libertad económica generan los resultados que han hecho avanzar a la humanidad de una manera sin precedentes durante los siglos más recientes. Por ello mismo, una tarea central de un Estado que quiere promover el progreso es cuidar la libre competencia y penalizar las conductas que la amenacen o coarten. Lo esencial, en este caso, es velar por la existencia de mercados donde los incumbentes en cada industria puedan ser desafiados por nuevos emprendedores, es decir, donde no existan barreras de entrada artificialmente creadas a fin de excluirlos o dificultar su irrupción.

Esta vigilancia de parte del Estado, que implica la existencia tanto de normas pro libre competencia como de instituciones dedicadas a su efectivo cumplimiento, tiene una implicancia que trasciende el aspecto meramente económico. Tal como lo sabemos por la experiencia de nuestro país respecto de sonados casos de colusión y otras prácticas anticompetitivas, es la legitimidad del sistema de mercado la que se pone en juego cuando se vulnera la libre competencia.

Más aún, la historia de América Latina y su subdesarrollo es, en gran medida, la historia de mercados manipulados a partir de la convivencia entre el poder político e influyentes intereses económicos. El capitalismo latinoamericano ha sido, de manera significativa, un capitalismo de privilegios y prebendas dependientes del Estado y sus regulaciones. La esfera política y la económica han tendido a corromperse mutuamente y por ello mismo es vital mantener una estricta separación entre ambas. En este sentido, la existencia de poderosos grupos de presión que impiden la implementación de políticas que se traducirían en un cambio cualitativo a favor de una mayoría ciudadana, pero que chocan con los intereses de esos grupos -como es el caso, por ejemplo, de la todavía postergada reforma del sistema notarial-, así como la financiación ilegal de la política que durante largo tiempo se toleró en Chile, nos deja una lección amarga que no debemos desaprovechar. Ello no obsta para que se desarrollen esferas de cooperación público-privada, pero siempre que se respete cuidadosamente la autonomía mutua de los actores involucrados y siendo vigilantes ante todo intento de captura del diseño y la aplicación de las políticas públicas.

La historia económica de los países que estudiaremos contiene lecciones muy claras al respecto. El punto de partida de los procesos de desarrollo fue la creación de mercados liberados de los controles corporativos, es decir, donde se permitía una plena libertad de trabajo y empresa, y donde los precios no estaban determinados administrativamente, sino que se generaban por el juego de la oferta y la demanda. Este es el caso muy destacado de los países nórdicos, complementado por la apertura al comercio exterior, que es un elemento clave para que los mercados reflejen no solo las condiciones internas, sino también las vigentes internacionalmente, lo que permite alinear las condiciones domésticas de producción con las que imperan a nivel global. Para las naciones nórdicas este fue un aspecto determinante de su especialización industrial y su rápida capacidad de hacerse valer en los mercados mundiales. Si se hubiese aplicado una política de encapsulamiento de los mercados domésticos y de protección de las industrias nacionales, estos países difícilmente habrían podido desarrollar las industrias que fundamentaron su bienestar futuro ya que las mismas, de una manera natural, se hubiesen acomodado a unas condiciones que no exigían de ellas el ser competitivas en mercados abiertos.

Los casos de los demás países que analizaremos muestran lo difícil que es mantener esta línea que separa la economía de la política frente a las presiones tanto ideológicas, como en la Irlanda dominada por un nacionalismo mal entendido, como de los nuevos grupos de interés que el mismo desarrollo genera. Este es el caso de los países asiáticos estudiados, y también de los oceánicos. La confluencia de motivos ideológicos y fácticos es una amenaza evidente contra la libertad económica que prolongó, como en los casos de Irlanda, Australia y Nueva Zelanda, la vigencia de una visión del desarrollo hacia adentro que por largo tiempo perjudicó el progreso de estos países. En los casos de Corea del Sur y Taiwán se impuso rápidamente un cambio de política y una orientación hacia las exportaciones considerando las amenazas externas que hacían que lograr un desarrollo económico acelerado fuera una cuestión de supervivencia nacional.

Sin embargo, en el caso destacado de Corea del Sur la connivencia entre el sistema político y los intereses económicos de los grandes conglomerados llamados chaebols ha sido muy difícil de erradicar, tendiendo por ello a persistir las situaciones que coartan la libre competencia, fomentan la corrupción y siembran el desprestigio de ambos sistemas.

Segunda lección: La fuerza creativa de la libertad económica está siempre amenazada y puede incluso llegar a ser destruida por conductas que buscan limitarla en interés propio. La connivencia entre intereses políticos y económicos es letal tanto para la democracia como para la economía de mercado. La legitimidad de ambos sistemas se basa en regulaciones contundentes y una estricta vigilancia capaz de evitar tanto las prácticas anticompetitivas como el riesgo de captura de los entes y las políticas públicas. La existencia de una genuina competencia en los mercados, con bajas barreras a la entrada y con una carga regulatoria razonable, donde nuevos emprendedores pueden desafiar a los incumbentes, es un factor clave para la legitimidad de un sistema de mercado.

La autonomía regulatoria del Estado, así como su profesionalidad, son también factores decisivos para que la economía de mercado pueda desplegar todo su potencial creativo y mantener su legitimidad, pero también para que la democracia se mantenga sana y vital.

Lampadia

[1] Conocidas son las palabras de La riqueza de las naciones al respecto: “Raras veces se reúnen personas que ejercen el mismo comercio, ni siquiera por diversión o entretenimiento, sin que la conversación termine en una conspiración contra el público o en alguna maquinación para subir los precios” (Smith 2000: 148). Se trata de un tema clásico que llama a no confundir una actitud pro empresas, con independencia de sus prácticas, con una pro mercados libres y pro libre emprendimiento. Milton Friedman recalcaba con fuerza esta diferencia: “Hay que distinguir entre ser ‘pro libertad de empresa’ (pro free-enterprise) y ser ‘pro empresa’ (pro-business). Los dos más grandes enemigos de la libertad de emprendimiento han sido, en mi opinión, por un lado, mis colegas intelectuales y, por otro, los grandes empresarios – por razones —” (Friedman 2022).

https://www.lampadia.com/analisis/desar ... loteria-2/
La única Revolución es la Revolución Moral
Martin Luther King
Avatar de Usuario
gines a
Mensajes: 5576
Registrado: Jue Feb 10, 2022 11:07 am

Re: El desarrollo no es una lotería

Mensaje por gines a »

India es un gran ejemplo de ello.
Disculpas, mi teclado no tiene acentos...
Responder