Bandera de Cuba. Europa Press
NEHOMAR HERNÁNDEZ | CARACAS
MARZO 9, 2024
Cuba afronta uno de sus momentos económicos más complejos en los últimos años, en medio de una fuerte escasez de alimentos y combustible, además de las habituales fallas en los servicios públicos que atormentan a los cubanos desde hace décadas.
El nivel de miseria que experimenta el país revive el recuerdo de la trágica experiencia que significó para sus pobladores atravesar por el «período especial», una etapa de fuerte contracción económica tras el colapso de la Unión Soviética a comienzos de la década del noventa.
Un informe publicado por Bloomberg con base en un estudio del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) a finales del año pasado señaló que el 88% de los cubanos vive en pobreza extrema, lo cual implicó un crecimiento del 13% en este terrible indicador con respecto al año anterior.
La investigación del OCDH reveló también que el 86% de los habitantes de la isla es crítico con el desempeño económico de la dictadura liderada por Miguel Díaz-Canel. De igual forma, un 80% de los cubanos considera que la inversión de las autoridades en educación, vivienda, alimentación, agricultura y salud es insuficiente.
Sin leche para los niños
La crisis ya arropa al eslabón más débil de la cadena social: los niños. En días recientes la Organización de Naciones Unidas (ONU), reveló que el régimen caribeño solicitó ayuda al Programa Mundial de Alimentos (PMA) para poder proporcionar leche a los pequeños en edad escolar.
Así, el PMA señaló haber recibido «una comunicación oficial del Gobierno solicitando apoyo para continuar la entrega mensual de 1 kilogramo de leche destinada a niñas y niños menores de 7 años en todo el país»
La iniciativa levantó gran revuelo internacional pues, pese a tratarse de un país sometido a permanentes crisis económicas propias de un sistema comunista que ha sobrevivido 65 años en el poder, La Habana nunca había oficializado una petición de esta naturaleza.
Ajustes en las tarifas del combustible y la electricidad
De golpe y porrazo el Ejecutivo de Díaz-Canel también dio luz verde la semana pasada a un ajuste en los precios del combustible, cuyos costes se incrementaron hasta en cinco veces. Todo ello en un contexto en el que el salario promedio en la nación ronda hoy poco más de 30 euros.
El litro de gasolina regular ha pasado de costar 25 pesos cubanos (0,18 euros) a 132 pesos (1 euro). La gasolina especial pasó de 30 pesos (0,23 euros) a 156 (1,19 euros).
Por otra parte, el servicio de luz eléctrica también sufrió incrementos que penalizarán sobremanera a quienes consuman «por arriba de 500kWh»; todo ello en un contexto marcado por los frecuentes apagones a los que son sometidos los cubanos habitualmente durante varios momentos del día.
Encontrando «culpables»
En su habitual costumbre de hallar chivos expiatorios, La Habana informó el jueves de la destitución de Alejandro Gil como ministro de Economía del régimen. Gil, una ficha hasta ahora inamovible, fue llevado al paredón por el propio Miguel Díaz-Canel, quien informó de una «investigación» contra el ahora ex alto cargo de la nomenklatura.
La sorpresiva remoción de Gil cae como anillo al dedo en un momento en el que La Habana necesita ponerle rostro a la responsabilidad del caos económico que atraviesa la isla, así como descargar en terceros el rechazo que implica haber aprobado la ejecución de medidas de ajuste que golpean directamente el bolsillo de una población cada vez más empobrecida.
Se trata de la destitución quizá más importante desde que Díaz-Canel ascendió a la primera línea de mando en 2018, teniendo en cuenta que además Gil le ha acompañado en las tareas económicas desde ese momento.
Por lo pronto el discurso público del castrismo se centra últimamente en una supuesta lucha contra la corrupción, por lo que no se descarta que el régimen siga provocando la «caída» de otros altos cargos en los próximos días.
